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Santuario de Rúpac: El mejor destino para escapar de Lima la Gris

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Por Valery Díaz, Representante Especial

Rúpak, un sitio arqueológico ceremonial preinca en el distrito de Atavillos Bajo de la provincia de Huaral, te dejará boquiabierto con su majestuoso espectáculo de estrellas al anochecer y sus rojizos atardeceres. Este destino sin duda debe estar en la lista de deseos de todo aventurero.

Con mucha ilusión y todas las ganas de descubrir algo, partimos rumbo a la ciudad de Huaral con el único propósito de conocer “La Ciudad del Fuego” (Rúpac) en esta provincia. A solo 2 horas de Lima y 154 metros sobre el nivel del mar tomamos la Carretera Panamericana Norte rumbo a la aventura de nuestra vida.

El viaje a Lima fue monótono, pero una vez que llegamos a Huaral pudimos notar la diferencia, especialmente por lo despejado que estaba el cielo. Hicimos una pausa en la zona para emprender otra ruta de igual duración, pero esta hacia San Salvador de Pampas, conocido con el alias de “pueblo fantasma”. Este nombre no es en vano porque, como todas las ciudades, hay una historia detrás.

“En busca de más tierra fértil, nuestra comunidad salió de este pueblo para mudarse a La Florida, otro pueblito a 20 minutos de aquí”, nos cuenta Humberto Condorí, el conductor del autobús de unos 40 años.

Y fueron los 10.000 pies de desnivel y el cartel inexistente los que nos indicaron que por fin habíamos llegado a San Salvador de Pampas, el último viaje que haríamos en auto. Usamos unos minutos para tomar fotos de paisajes y usar el SS.HH mientras escuchamos vítores y fuertes golpes en la distancia.

Todo este alboroto se debió al 23 aniversario de Rupak después de que fuera declarado patrimonio cultural de la nación. Aparentemente deshabitada, la pampa nos recibe con sus mejores caras y ánimos. Nos sorprenden al recibirnos con hermosos bailes y platos típicos como la mazamorra de calabaza, el chicharrón en brocheta, la chicha de jora, el mishqui y el caldo de mote. Una fusión de sabores que hizo explotar nuestras papilas gustativas.

Antes de que se pusiera el sol y las estrellas mostraran su majestuosidad, habíamos decidido quedarnos a acampar en casa de uno de los comuneros pampeanos que nos ofreció hospedaje. Mientras observábamos probablemente uno de los atardeceres más hermosos que jamás hayamos visto, nos reímos y hablamos sobre el gran viaje que nos esperaba mañana.

De camino al Santuario de Rúpac

Sabíamos que al día siguiente sería una caminata desafiante de alrededor de 3 horas para llegar a la cima donde se encontraba esta joya arquitectónica. Así que nos quitamos los ojos a las 5 de la mañana y en menos de 20 minutos ya estábamos camino a las ruinas junto con los burros de carga. A medida que subíamos, los metros aumentaban y el cansancio se convertía en una excusa para tomar un descanso.

La vegetación junto con las hermosas flores nativas como guayrur ​​y vira vira fueron las que nos acompañaron en nuestro viaje a la cima. A medida que avanzábamos, la sed nos envolvía en ilusiones, pero nunca vencía.

Aunque las señales de tráfico mostraban cuántos kilómetros faltaban para el destino, estos indicadores solo sirvieron como combustible para nuestra audaz voluntad. A mitad de camino pudimos admirar a lo lejos la Marca Kullpi, ubicada frente al edificio principal de la pista, esto era señal de que estábamos cerca de la meta.

Sin aliento y con el corazón abierto, logramos llegar a la ciudad de fuego. Una vez allí, iniciamos nuestro extenso recorrido por todas las chullpas y culpis preincas donde pudimos encontrar restos de huesos humanos y ofrendas contemporáneas (dulces, limón, hojas de coca, cigarrillos, entre otros).

Asimismo, entendimos que el nombre acuñado para este complejo no fue una suerte, Rúpac proviene del aymara «Lupac» (Llama Roja), pues el color rojizo de la construcción se fusiona con el color intenso del atardecer te hará sentir como si estuvieras en una ciudad en llamas.

Si bien esta caminata fue la más desafiante, también fue la más gratificante. Definitivamente es una experiencia única donde lo único que tienes que hacer es intentar elegir un compañero intrépido para que te acompañe en un tremendo logro.

hecho: Si tiene mucho equipaje, puede solicitar a los miembros de la comunidad pampeana que le proporcionen un servicio de carga de mulas (burros)

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