A principios de esta semana, una mujer llegó a su casa en Hagen, Alemania, y se dio cuenta de que algo andaba mal. Sus muebles quedaron esparcidos a diestro y siniestro en un aparente robo.
De hecho, su apartamento ahora era una pocilga. Literalmente.
Resulta que durante la ausencia de la mujer, un jabalí de alguna manera logró entrar a su casa, donde se asentó bastante. Después de hurgar, tal vez buscando un bocadillo, el intruso bigotudo se acomodó en el sofá para tomar una siesta.
Cuando la mujer vio a su nueva compañera de cuarto, se sorprendió por decir lo menos.
“Rápidamente cerró la puerta y llamó a las autoridades”, describiendo la situación como “realmente increíble”.
La estancia acogedora del jabalí no duraría mucho.
Afortunadamente, cuando llegó la policía, pudieron sacar al jabalí, que pesaba alrededor de 130 libras, para que saliera.
«Encontró su camino de regreso a la naturaleza sobre una cerca ileso», escribieron las autoridades.
Y con eso, el jabalí pronto volvió a su lugar, aunque más descansado que antes.
Fuente: el dodo
